Para muchas personas es normal consumir alcohol y/o tabaco cotidianamente; estas sustancias se han convertido en parte de nuestra vida, especialmente en entornos sociales o de celebración, aunque pocos son conscientes de los riesgos que implica consumirlos.
Más allá de los problemas que ya conocemos que causan estas sustancias, ¿puede el alcohol y tabaco provocar cáncer de laringe?
El cáncer laríngeo es uno de los tipos de cáncer más frecuentemente tratado por el cirujano de cabeza y cuello. Se trata de una enfermedad que tiene mayor incidencia en hombres que en mujeres.
Pese a que las causas de esta enfermedad son diversas, la prevención siempre será nuestra aliada para evitar su desarrollo. Si supieras que ese cigarrillo que fumaste o ese trago de más, te está dando mayores probabilidades de tener cáncer laríngeo, ¿cambiarías tus hábitos?
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¿Qué es el cáncer de laringe?
Una de las partes del cuerpo donde se puede desarrollar el cáncer es la laringe. La laringe es una parte de la garganta que se encuentra entre la base de la lengua y la tráquea. Allí se encuentran contenidas las cuerdas vocales encargadas de producir sonidos con el paso del aire y, en conjunto con la faringe, la boca y la nariz, crear la voz humana.
Es importante entender cómo está formada la laringe, para comprender dónde se pueden encontrar los tumores o células malignos. La laringe consta de tres partes principales:
· Supraglotis: es la parte superior de la laringe y está ubicada sobre la glotis que incluye la epiglotis.
· Glotis: esta es la parte media de la laringe, y es el lugar donde se localizan las cuerdas vocales.
· Subglotis: finalmente en la parte inferior de la laringe tenemos la subglotis, que está ubicada entre las cuerdas vocales y la tráquea.
Según datos del cirujano de cáncer de laringe, es común que estos tumores se formen en los tejidos de la glotis, donde se encuentran las cuerdas vocales. No obstante, una vez se inicia el proceso cancerígeno, es muy probable que se disemine a los tejidos cercanos como la tiroides, tráquea, esófago e incluso puede alcanzar los ganglios linfáticos del cuello, la arteria carótida, la parte superior de la columna vertebral (columna espinal), el tórax y otras partes del cuerpo.
La tasa de supervivencia de 5 años para este tipo de cáncer es de 61%, lo que indica el porcentaje de personas que sobrevive al menos 5 años una vez detectado el cáncer, por su puesto dependiendo de la ubicación del tumor y el estadio de detección.
En la glotis, donde se ubican alrededor de 60% de los cánceres laríngeos, se tiene una tasa de supervivencia del 90% ya que 8 de cada 10 casos, se encuentran en el estadio más temprano. Sin embargo, cuando el cáncer se detecta en una etapa más avanzada y se ha diseminado, la tasa de supervivencia se reduce a 44%.
Por otra parte, el cáncer que se desarrolla en la supraglotis (donde se halla el 35% de los casos diagnosticados) y que es detectado a tiempo, tiene una tasa de supervivencia de 59%; mientras que si es diagnosticado en estadios más avanzados la supervivencia de más de 5 años, es de solo 34%. Asimismo, los tumores alojados en la subglotis, tienen una tasa de supervivencia de 65% en etapas tempranas y 32% en estadios avanzados.
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Detección del cáncer laríngeo
El cáncer de laringe involucra al órgano de la comunicación, por este motivo es muy importante conocer y aprender a valorar la sintomatología temprana de esta enfermedad. Un diagnostico a tiempo, da mayores posibilidades de curación y de preservación de las funciones básicas del órgano fonador.
Algunos de los signos y síntomas que se presentan comúnmente en las etapas iniciales del cáncer de laringe, pero que pueden corresponder también a otras patologías, son:
· Dolor de garganta o tos que no desaparece.
· Dificultad o dolor al tragar.
· Dolor de oído.
· Bulto en el cuello o la garganta.
· Cambio de la voz o ronquera.
¿Cuándo acudir a un cirujano de cáncer en cabeza y cuello?
Si has percibido alguno de los síntomas anteriores durante un tiempo prolongado es necesario que acudas a un médico. El cirujano de cáncer en cabeza y cuello es un especialista facultado para diagnosticar la patología y su estadio; para ello, utiliza algunas pruebas y procedimientos certificados que permiten hacer un análisis clínico de la enfermedad y elaborar su posterior tratamiento.
En principio, el médico empezará por obtener datos sobre los hábitos de salud, los antecedentes de enfermedades y los tratamientos anteriores, para posteriormente realizar un examen físico completo, donde revisará la garganta y cuello con sus manos buscando áreas anormales.
Si el especialista encuentra indicios de irregularidades, puede solicitar una biopsia o exámenes adicionales por medio de procedimientos como laringoscopia o endoscopia. La biopsia es la extracción de células y/o tejidos, que son analizados microscópicamente por un patólogo para determinar si hay células cancerigenas.
Otros exámenes que puede ordenar el cirujano son las imágenes radiológicas, las cuales le permiten observar la extensión física y el impacto de la patología. A partir de estos resultados y en conjunto con el análisis microscópico de las células, se determina el plan de acción adecuado para el paciente.
Los procedimientos imageneológicos más comunes, utilizados para el diagnóstico del cáncer laríngeo y de otras patologías, son:
· Tomografía computarizada (TC): es un procedimiento en el cual se toman una serie de imágenes a través de una máquina de rayos X conectada a una computadora y se combinan para crear representaciones de alta fidelidad. A este examen también se le conoce como tomografía computadorizada, tomografía axial computarizada (TAC) o exploración por TAC.
· Imágenes por resonancia magnética (IRM): en este tipo de procedimiento, se utiliza un imán, ondas de radio y una computadora, que combinados crean una imagen detallada y clara del interior del cuerpo.
· Tomografía por emisión de positrones (TEP): se trata de un procedimiento especializado para encontrar células de tumores malignos en el cuerpo. En este examen se inyecta en una vena una cantidad pequeña de glucosa (azúcar) radiactiva y el escáner rota alrededor del cuerpo y creando una imagen de los lugares del cuerpo que usan la glucosa. Funciona porque las células de tumores malignos son más activas y absorben más glucosa que las células normales.
· TEP-TC: procedimiento para el que se combinan las imágenes de una tomografía por emisión de positrones (TEP) con las imágenes de una tomografía computarizada (TC).
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Etapas del cáncer de laringe
Tras la detección del proceso cancerígeno, el cirujano de cáncer en cabeza y cuello tratará de determinar si el mismo se ha diseminado y de ser así, su alcance. Establecer la etapa o estadio del cáncer, indicará su gravedad, extensión y la mejor forma de tratarlo.
Las etapas van desde la etapa 0 a la IV , existiendo incluso otras subdivisiones que se representan con letras mayúsculas (A, B, C, etc.). Por norma general, se entiende que mientras más bajo sea el número, significa que el cáncer se ha propagado menos, por consecuencia un número más alto representa una etapa de mayor gravedad.
Frecuentemente, al cáncer de laringe se le asigna la etapa clínica, según los resultados de los exámenes realizados al paciente. Es decir, dependiendo de los datos obtenidos a través de la biopsia y los estudios por imágenes. En algunos casos, cuando se ha realizado una cirugía exploratoria o de tratamiento inicial, se puede determinar la etapa patológica (también llamada la etapa quirúrgica).
Aunque las causas, diagnóstico y manifestaciones patológicas del cáncer son diferentes en cada persona, es común que los cánceres en estadios similares tengan un pronóstico similar basado en las estadísticas mundiales y por lo tanto, suelen ser tratados por un cirujano de cabeza y cuello con protocolos estandarizados.
Principales hábitos de consumo que aumentan el riesgo de contraer cáncer de laringe
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Tan solo en el año 2015, ocasionó 8,8 millones de muertes, lo que significa que una de cada 6 defunciones, es causada por esta enfermedad.
Ya sabemos que el cáncer se entiende como la multiplicación anormal y exagerada de células en el cuerpo. Sin embargo, sus causas específicas no son tan claras, no existe un solo elemento culpable – o que determine – de que una persona desarrolle cáncer o no.
Pero esto no significa que no se pueda hacer algo al respecto, los especialistas han agrupado las causas del cáncer en tres tipos. Carcinógenos físicos, que incluyen la radiación, rayos ultravioleta e ionizantes. Los carcinógenos químicos tales como el tabaco, el amianto, las aflatoxinas y el arsénico. Y finalmente, los carcinógenos biológicos que son determinados por virus, bacterias y parásitos.
Hay muchas medidas que podemos tomar para modificar nuestros hábitos diarios y de consumo, para reducir la exposición a estos carcinógenos y por tanto disminuir las posibilidades de desarrollar cualquier tipo de cáncer.
En el caso del cáncer de laringe, dos de los factores de riesgo más elevados son el consumo de tabaco y de alcohol. El fumar tabaco o cigarrillos es un hábito regular en nuestra sociedad, convirtiéndose en muchos casos en un vicio que resulta altamente nocivo para la salud de los consumidores activos y de los consumidores pasivos.
El tabaco, independientemente de cómo se consuma (cigarrillos, puros, pipa, tabaco de mascar), puede causar muchos tipos de cáncer además del de laringe, como el de boca, esófago, faringe, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cérvix, entre otros.
Asimismo, el consumo de alcohol desde moderado a alto, de forma habitual (es decir, más de 5 tragos a la semana) se ha relacionado con la aparición de cánceres de laringe, boca, faringe y en general, aquellos que se presentan en el sistema digestivo.
Agravando la situación, cuando estos dos hábitos de consumo se combinan, el efecto perjudicial se multiplica exponencialmente. Algunas investigaciones han comprobado que consumir regularmente tabaco y alcohol, es la causa de al menos el 75% de los cánceres de cabeza y cuello.
¿Por qué cambiar tus malos hábitos de consumo?
El alcohol y el tabaco son factores de riesgo que no son nuevos. Desde hace décadas, son conocidos los riesgos que implican el consumo de estas sustancias de forma regular, y aun así, siguen siendo populares en todos los estratos sociales.
No es necesario eliminar por completo su consumo, en general el problema se presenta frente a los excesos. Si llevamos un estilo de vida saludable, el consumo ocasional de un trago de alcohol o de un cigarrillo, no representará un riesgo significativo. Aunque sería preferible erradicar estos hábitos de nuestra vida, si no queremos hacerlo, debemos tomar conciencia de los daños que nos causan y hacerlo con responsabilidad.
Llevar un estilo de vida sano, eliminando sustancias nocivas, alimentándonos balanceadamente y manteniendo actividad física regular, puede ser la clave para evitar cientos de enfermedades altamente mortales. Especialmente, reducir el consumo de alcohol y tabaco, puede evitarnos una vista al cirujano de cabeza y cuello.
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